
El Primer gran viaje
Después de haber hecho el test con la bici (viaje anterior Narbonne-Portbou) y haber mejorado algunos aspectos técnicos en cuanto a material y planificación, nos embarcamos en este viaje de 15 días para descubrir una parte de Eslovenia con nuestras bicis.
Después de valorar diferentes alternativas para llegar a Eslovenia desde Barcelona con todo el material, optamos por una modalidad en la que podíamos hacer del trayecto una nueva experiencia. Compramos unos billetes de Interrail! Disponíamos de 7 días para subirnos a “todos” los trenes de Europa que quisiéramos.
El trayecto desde Barcelona a la frontera Italiana con Slovenia lo realizamos en 2 días y un montón de cambios de tren. Algunos muy preparados para las bicis y otros no tanto.
Algunos, además de que no estar preparados, van a tope, con lo que parte del trayecto tuvimos que estar aguantando la bici de manera vertical para que todos los pasajeros pudieran estar en el vagón. Muchos estilos de trenes y de épocas diferentes.
Realmente fue una bonita experiencia. La noche intermedia y la noche de la llegada a la frontera italiana las pasamos en diferentes campings, la primera noche fue en Ventimiglia y la segunda en Montfalcone. 10 años atrás, en el 2006, había estado en ese camping con la familia y volver a estar en el mismo sitio pero de una manera diferente fue algo especial. Camping especial, con parcelas sobreedificadas en los que más que caravanas parecían casas adosadas con jardín que estaban tal y como las recordaba. Por la mañana, una niña italiana, de nombre Mia, de unos 4 años viene a vernos y a interesarse por nuestras bicis.
Fuimos a darnos un baño en el mar Adriático desde la playa accesible desde el camping. Después del baño empezamos a pedalear camino a Eslovenia. Carretera con bastante tráfico, pero nada fuera de lugar para los que estamos acostumbrados a salir a pedalear desde una gran ciudad.
Parada en el supermercado del último pueblo antes de cruzar la frontera. Compramos cuatro cosas para cenar y almorzar y cruzamos la frontera. Foto de rigor en el cartel que anuncia el cambio de país y parada en la primera gasolinera para comprar un mapa de carreteras ya que viajábamos sin gps. Empieza anochecer y nos preparamos para buscar un sitio donde pasar nuestra primera noche en Eslovenia.
Amanece un día muy soleado en el que podemos empezar a pedalear por las verdes carreteras eslovenas, después de un almuerzo italianizado por las galletas Pan di Stelle.
Empezamos a encontrar monumentos soviéticos que nos acompañaran a lo largo de todo el viaje. Primera parada en el pueblo de Kanal. Un pueblecito muy pintoresco con un puente conocido por los concursos de salto que se celebran cada verano. La temperatura aprieta y el rio está muy accesible desde la carretera, así que decidimos parar para tomar un pequeño baño recuperador.
Por la tarde llegamos a Tolmin donde aprovechamos para parar en un supermercado y comprar comida. La tarde empieza a nublarse mientras pedaleamos por unas tranquilas carreteras con desnivel que sirven de conexión entre pequeñas aldeas y casas aisladas. Después de un día intenso encontramos sitio para dormir. El cielo está muy gris, con lo que ante la amenaza de lluvia, dejamos las bicis a resguardo para evitar sufrir problemas provocados por el agua.
Nuestro segundo día en Eslovenia amanece soleado después de la noche de tormenta. El cansancio nos ha ayudado a dormir bien. Eso sí, hoy tocará secar bien la tienda antes de empezar a pedalear.
La parte inicial del trayecto es mayoritariamente de bajada. Durante el camino voy parando para realizar fotografías de edificios, vehículos y cosas curiosas que voy encontrando por el camino. Paramos a comer en un Grill de carretera construido en unos bungalows, donde el plato típico es la trucha de rio que ellos mismos crían. El sitio es muy agradable, con techos de madera y en un entorno verde, rodeado de naturaleza.
El ruido del rio y de los pájaros era la melodía que nos acompañaba mientras recuperábamos fuerzas. El día estaba gris y de vez en cuando caían algunas gotas, pero al terminar de comer la lluvia empezó a apretar. Teníamos que continuar y nos tocó vestirnos con la ropa de lluvia. Al salir del Grill la carretera no hace más que subir. Los coches circulaban despacio y con las luces encendidas debido a la gran cantidad de agua que estaba cayendo. En algún momento paramos en alguna curva para resguardarnos debajo del paraguas plegable que llevábamos en la bici. Pero la mejor recuperación llegó al finalizar esta primera parte del ascenso, dónde pudimos parar en una taberna de carretera a tomar un buen batido de chocolate caliente. La parte más dura de la jornada estaba por llegar.
Después de la recuperación continuamos nuestro ascenso hacia Bohinjka Bistrica con la intención de, después de bajar el puerto, dormir cerca del Lago Bohinjsko Jerezo.
El ascenso a Soriška Planina era espectacular. Paisaje de alta montaña, rocas blancas, la vegetación marcada por los grandes pinos. La carretera estrecha con la típica línea discontinua que solo sirve para indicar el eje central por la que dos vehículos grandes no pueden pasar a la vez. En los últimos metros del puerto, antes de llegar al pie de la estación de esquí que hay en el punto más alto, la tormenta empieza a apretar de nuevo, pero ahora, con mucha más intensidad.
Nos resguardamos temporalmente en la caseta de la estación y para evitar que se haga más oscuro decidimos volver a pedalear en un momento en el que parece que la lluvia afloja. A los pocos minutos la lluvia empieza a caer fuerte de nuevo, el descenso se hace largo y con un desnivel considerable. La combinación bicis cargadas, lluvia y frenos de pastilla sabemos que no es buena y además hay que sumar la poca visibilidad y el frío. Después del descenso y después de preguntar en varios sitios, encontramos una habitación para pasar la noche. La ducha con agua caliente y la cena caliente del restaurante no tienen precio.
El tercer día amanece con un sol radiante en el valle cercano al lago Bohinjsko Jerezo, mañana relajada recuperándonos de la tarde anterior y decidimos explorar la periferia del lago. Hoy pedaleamos pocos Km y nos instalamos en el camping que hay al lado del lago. Ambiente espectacular en un campig sin parcelas, con muchas tiendas y furgonetas.
Matrículas de muchos países diferentes y un gran ambiente joven y respetuoso. Por la tarde hacemos una aproximación en bici a unas cascadas de agua a las que llegamos caminando.
Cenamos a la luz de los fregaderos del camping en una magnifica mesa de madera junto con otros campistas.
Cuarto día de de desmontaje en el camping y pedaleo hacia Bled. Pedaleamos por carreteras tranquilas y al llegar paramos en los alrededores del lago. Hay gente pescando.
Otros pasean por el camino que bordea el lago, en general se nota el incremento del turismo. Dejamos las bicis aparcadas y vamos nadando a la isla del centro del lago.
Nadamos llevando una bolsa estanca con la documentación y cosas de mas valor, así como ropa para pasear sin llamar mucho la atención en la islita en la que no sabíamos ni lo que nos íbamos a encontrar.
Mini “paseo” de descubrimiento (la isla no da para más) y vuelta hacía nuestras bicis. Viendo el panorama turístico y teniendo en cuenta la calidad del camping anterior pedaleamos hacia un camping que hay a las afueras. Entorno espectacular en el camping pero con mayor infraestructura que el anterior. Parcelas delimitadas, grandes caravanas, familias que pasan periodos más largos. Por la tarde/noche incluso ofrecen un espectáculo de marionetas y circo bastante entretenido para los niños.
Quinto día. Amanece soleado en el bosque donde se encuentra el camping. Desmontamos la tienda y preparamos las alforjas para retomar la ruta camino de Liubliana.
La etapa de hoy transcurre por terrenos muy llanos y vamos cruzando por pequeños pueblos. Pedaleamos por carreteras tranquilas o incluso carriles bici. Se nota que, paralelo a nuestro camino, hay carreteras más importantes que absorben la mayor parte del tráfico motorizado. Después de 65Km, por la tarde, llegamos a Liubliana. Decidimos ir al centro y localizar algún hostal económico para dormir que nos permita pasear y cenar en el centro de la ciudad.
Ya en nuestro último día de viaje por la mañana, pedaleamos por algunos de los puntos de la ciudad antes de ir a la estación de tren. Nos esperarán dos días de tren hasta llegar a casa. En la mitad del viaje de vuelta, paramos en Zurich dónde dormimos en un camping a precio de hotel.
En los trenes de vuelta a casa vivimos muchas situaciones que quedarán, para mucho tiempo, grabadas en nuestra memoria. El control aduanero en el tren al entrar a Austria, la discusión con el interventor en el tren de Suiza para conseguir viajar con nuestra bici, o los diferentes sistemas de evacuación de los wc de los trenes. Finalmente después de 15 días volvemos a estar en Portbou listos para volver a casa con nuestro querido cercanías.
